¿Tu piel está estresada? Así puedes reconocerlo (y qué hacer al respecto)
En el ritmo de vida actual, no solo tú puedes sentirte abrumada... ¡tu piel también!
Sí, el estrés también se manifiesta en el rostro: granitos inesperados, resequedad, enrojecimiento o una sensibilidad que no tenías antes.
Sí, el estrés también se manifiesta en el rostro: granitos inesperados, resequedad, enrojecimiento o una sensibilidad que no tenías antes.
Te contamos cómo saber si tu piel está estresada, por qué pasa, y cómo ayudarla.
¿Cómo luce una piel estresada?
Cuando tu piel está bajo estrés —por trabajo, mal sueño, cambios hormonales, o clima— puede responder así:
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Piel apagada, sin brillo
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Brotes en barbilla, mejillas o frente
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Picor, ardor o enrojecimiento (¡sí, aunque antes no te pasaba!)
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Zonas resecas o con descamación
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Se siente más sensible a productos que antes tolerabas bien
¿Por qué se estresa la piel?
Tu piel tiene una barrera natural que la protege, pero cuando estás estresada, se debilita esa barrera. Esto hace que pierda más agua, que entren irritantes, y que aumente la inflamación.
Además, el cortisol (la hormona del estrés) puede aumentar la producción de grasa y empeorar condiciones como el acné o la rosácea.
Además, el cortisol (la hormona del estrés) puede aumentar la producción de grasa y empeorar condiciones como el acné o la rosácea.
¿Qué hacer? Tu rutina de rescate
No necesitas una rutina de 10 pasos, solo lo necesario. Aquí te dejamos una rutina dermatológica para calmar, hidratar y proteger una piel estresada:
Paso 1: Limpieza suave
Paso 2: Hidratación calmante
Paso 3: Protección solar diaria
Extra: Relájate
Dormir bien, hacer pausas y respirar mejorará tu piel más de lo que crees.
Escucha a tu piel. Dale lo que necesita, cuando más lo necesita.